Por Lic. Gerardo Pantoja Barroso. Miembro de la Sociedad de Ciencias Forenses en Baja California

En el contexto, de la celebración del día internacional, de la Prevención del SUICIDIO, me parece importante hacer las siguientes reflexiones, respecto de este hecho y acto humano, en contra de lo más humano que es: la vida.
Decimos que es un hecho, porque trae consecuencias familiares y sociales, hablamos de un acto porque trae, el mismo, consecuencias jurídicas, por ello no podemos olvidarnos de ninguno de estos dos resultados, fatídicos en todo, pues el dolor y la decepción que se genera en los deudos, del suicida, también viene aparejado con la creación de nuevas circunstancias de orden legal, que colmaran a la persona del mismo.

Frente al mundo del derecho, se tendrá que hacer una investigación, prudentemente procesal y no menos forense, en la que, a través, de la denuncia correspondiente, de la existencia de un sujeto sin vida, se inicie con la carpeta de investigación, ante la Fiscalía General Estatal, y de ahí partir a la aplicación de análisis y pruebas, toxicológicas, sanguíneas, balísticas, etc., por citar algunas, que permitan aclarar lo sucedido, para que la autoridad determine que fue el mismo hombre, el que perpetuo en contra de su propia vida, es decir, que no hubo causa externa alguna, que lo obligara a tomar tal determinación, pues se podría derivar en el ilícito de auxilio o inducción al suicidio, que es un acto que sancionan las leyes penales.

Ya en el mundo de los hechos, otra gran ciencia, nos ayudará, a los investigadores y a los familiares, a determinar el por qué, de dicha conclusión, por parte del suicida, pues la criminología, tiene la respuesta a esta interrogante, analizando el aspecto interno del individuo, su desenvolvimiento siempre, con miras a su relación con los demás, desde su mundo, el suicida no tiene comprensión de el para él, y mucho menos, de éste para con los otros, no hay motivo de vida, ni razón para soportar tanta insensatez e ignominia, para con su yo, egoísmo puro.