Por Aghata S
Un día, llegaron a casa más temprano que yo mi hija y mi nieta… Casa que como buena mexicana aparte de plantas tiene sus perros, gatos y pájaros….
Uno de mis gatos, derribó una jaula y se come a uno de mis pájaros, dejando el rastro de plumas esparcidas por la sala…….
Al abrir la puerta lo primero que observan mis hijas son plumas de una ave esparcida sobre el suelo.
La reacción de mi nieta fue cerrarle el paso a su mama y decirle ”No muevas nada, No limpies….háblale a mi abuela”…..
Pronto mi hija sonrió y me compartió las fotografías del hecho donde uno de los gatos- aún sin identificar cuál lo cometió- había dejado indicios de que algo había sucedido en el seno del hogar.
Entre risas mi hija me comparte el momento vía whatsapp, fotos del lugar de los hechos, mi nieta aparece en algunas de ellas señalando cada indicio como si estuviera exponiendo una cátedra de la preservación y búsqueda de indicios en el lugar de hechos, hoy lugar de la intervención.
Hace un par de días acudimos algunas escuelas para socializar lo que hace un criminalista y la importancia de su trabajo como el de muchos más.
Al concluir la presentación los niños en escuela con su singular inocencia comparten lo aprendido y lo replican en casa y con sus compañeros.
Continuamos asistiendo a las escuelas y llevamos equipo, platicamos de cómo se obtienen huellas y les hablamos de la importancia de la denuncia, hablamos del que hacer, como ayudar.
En preescolar vestimos a los niños con batas de papel y se les colocó una placa (claro de foam) como parte de su identidad y salieron del turno contando toda la hazaña vivida.
El criminalista no es un levanta indicios como últimamente se nos ha catalogado por estar certificado para ello, pensamos, observamos, analizamos y plantemos hipótesis que pueden ayudar en la formulación del caso.
El verdadero criminalista va más allá de lo que se observa, es capaz de que su resultado pueda darle sentido a cualquier investigación.